MUNDIAL 2016

EL PREMIO MÁS JUSTO

Hace ya varios años que el Futsal de Argentina viene creciendo con todas las dificultades que se le presenta en su camino, teniéndo cada vez más jugadores, más formadores, más seguidores, más informantes que están en este proceso histórico de profesionalización del deporte con todo lo que esto implica.

Diferencias, errores y problemas cotidianos son los primeros obstáculos que el futsalero debe superar diariamente para poder llevar adelante sus equipos, proyectos, instituciones. Sin embargo, hay una parte del deporte que ya hace un tiempo se tornó sumamente profesional y es justamente la más importante, la que no hay que convencer de nada porque ya saben cuál es la manera de crecer que son los verdaderos protagonistas del show, los jugadores y los técnicos.

Entrenando en sus Clubes de la A-B-C de AFA 3,4 y hasta 5 veces por semana para poder mejorar al menos un poco de partido a partido, escuchándo a referentes, mirando videos, intentando superarse hasta diariamente con virtudes y defectos propios de un deporte con pocos años donde no hay solo un camino correcto, pero si una sola manera de hacer las cosas, trabajando.

Desde A Dos Toques consideramos que este Mundial fue el premio más justo en primera instancia a la Selección, que desde la convicción de su joven Director Técnico Diego Giustozzi pudo plasmar una idea y llevar a la práctica todo lo pensado, dando la imágen de imbatible en el hermoso rectánuglo de 40 x 20.

En segunda instancia a todos aquellos jugadores que formaron parte de este proceso, que por decisiones técnicas y lógicas del cupo limitado no pudieron viajar pero lejos de la envidia como suele pasar en otros deportes, fueron los primeros en aparecer, celebrar y festejar cada paso dado por la Selección.

Termina siendo justo por toda la familia que está detrás de todo esto. Los jugadores de todos los equipos que se tomaron el deporte en serio desde sus comienzos, luchando por una identidad dificílisima de conseguir por la sombra del Fútbol siempre al lado, opacando mediática y socialmente a todo lo que se venía trabajando.

Justo para los técnicos que creyeron en Giustozzi como referente, que cada uno a su manera forma su equipo de trabajo estudia, se desvive por esto dedicándole muchísimas más horas de lo que un salario en cualquier trabajo normal les indicaría trabajar.

Justo para el dirigente de cada Club que intenta llevar adelante cada institución enfrentándose a los pocos recursos que suele tener el deporte para satisfacer a cada jugador, técnico no solo de la Primera División sino a todas las formativas que próximamente serán el futuro.

Y finalmente también justo para la familia, esa palabra tan usada y real porque este deporte es de ellos, de los padres, madres, hermanos, hijos, amigos que se desviven por el club, por el barrio y que siempre están ahí colaborando, en muchos casos hasta económicamente para que todos puedan salir adelante.

Al fin y al cabo este triunfo emociona porque ante las potencias Mundiales, Argentina, líder en recurso humano, siempre lucha contra un centenar de cosas para poder equiparar fuerzas desde el orgullo, el sentido de pertenencia, el corazón (ese que sabe como emepezó la historia de cada jugador, que todos pasaron por cosas similares y saben lo importante que es a veces una victoria deportiva en el impacto social).

El Futsal argentino está de fiesta, logró un premio justo al trabajo, al proyecto y al esfuerzo diario de poner al deporte definitivamente en otro escalón.

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